El Parque Minero de Almadén es el legado vivo de dos mil años de explotación minera.
Tras el cierre de las minas en 2003, se convierten en Parque Minero transformando las minas más antiguas del mundo en un lugar visitable.
El Parque Minero de Almadén se encuentra entre los principales conjuntos históricos españoles inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial con el nombre de Patrimonio del Mercurio. Almadén e Idrija.
La construcción de la Plaza de Toros de Almadén está estrechamente ligada al Real Hospital de Minas de San Rafael.
A principios de agosto de 1752, el superintendente de las minas, que en ese momento era D. Francisco Javier de Villegas, ante las frecuentes epidemias y la alta mortalidad entre la población y los trabajadores forzados de las minas, propuso la fundación del Hospital Real de Minas de San Rafael.
Estas epidemias estaban motivadas, entre otras razones, por la escasez de viviendas para acoger a los trabajadores temporeros de las minas. Esto dio lugar a la construcción de 24 casas que daban forma a una plaza hexagonal con una doble finalidad, evitar el hacinamiento en el vecindario -4 ó 5 familias por casa- que aumentaba el riesgo de epidemias, y contribuir, con su alquiler, con el dinero para construir el Hospital Minero.
Estas 24 casas, a su vez, formaban un ruedo para la celebración de festejos taurinos y era un lugar de encuentro para la población en general, con capacidad para 4.000 personas, invirtiendo igualmente los ingresos obtenidos en dichos festejos en la construcción del Real Hospital Minero de San Rafael.
Para la ubicación de la plaza de toros o "Plaza Nueva" se eligió el lugar más llano y adecuado, el solar de la Cruz del Hierro, en las eras del camino de la Villa Real (actual Ciudad Real).
Otro motivo para la construcción de la plaza de toros fue la extensión de los trabajos mineros a la plaza donde, hasta entonces, se celebraban los festejos taurinos (actual plaza de la Constitución). De hecho, existe un torno (pozo minero) situado en lo que hoy son las escaleras de la Iglesia de San Juan. Por este motivo, el arco situado bajo el Ayuntamiento de Almadén es conocido como "el toril", ya que es el lugar donde se encerraban los toros. A su vez, y por el mismo motivo, la calle Antonio Blázquez es conocida localmente con el nombre de "calle de los toros", ya que es la calle por la que se llevaban los toros al corral para ser encerrados.
Una vez construida la "Plaza Nueva", se estableció el proyecto de celebrar al menos seis festejos taurinos anuales, con cinco o seis toros cada uno, con el fin de recaudar ingresos para la construcción del hospital.
El superintendente Villegas no esperó a la aprobación de sus superiores para empezar a trabajar en la plaza. En un oficio del 16 de agosto de 1752 informa del inicio de las obras, al tiempo que solicita permiso para celebrar el primer festejo de toros con el fin de conseguir el primer dinero para hacer frente a los préstamos concedidos para su construcción por los vecinos de la villa, principalmente jornaleros de las minas y miembros de la Congregación de la Caridad.
Estas peticiones son aprobadas por Real Orden de 28 de agosto de 1752. El 4 de abril de 1753 ya estaban construidos todos los muros interiores y exteriores hasta el primer piso para poder celebrar las primeras fiestas. El alquiler de las casas, destinadas principalmente al alojamiento de los temporeros, comenzó a finales de 1753 con sólo 8 casas habitadas y en 1755 más de la mitad de ellas estaban habitadas y el número de ocupantes superaba los 200.
Entre 1755 y 1757 se produjo el paro forzoso de los trabajadores de las minas debido al incendio que afectó a las mismas, y que duró dos años y medio. Durante este periodo, tanto la plaza como el propio hospital -que comenzó su construcción en noviembre de 1755- se beneficiaron de la utilización de un mayor número de trabajadores en un intento de evitar una emigración masiva.
Las obras de la plaza finalizaron completamente en 1765 con un coste superior a los 320.000 "reales de vellón" (moneda de la época). Probablemente, los primeros festejos realizados en la Plaza Nueva son los referidos a octubre de 1752, cuando se lidiaron 21 toros entre los días 19, 21 y 23 de ese mes por Pedro Campanero y Pedro Martín Zancudo, a un real la plaza.
Las antiguas casas se sitúan en dos plantas rodeando el ruedo, que está formado a su vez por dos galerías en altura, estando la inferior construida en arcada encalada y la superior por columnas de madera y estructura de madera que sujeta los elementos. Tras su rehabilitación en 2003, todavía hoy se celebran importantes festejos taurinos y alberga el Museo Taurino, sala de exposiciones, Oficina de Turismo, restaurante y hotel.
El Real Hospital de Mineros de San Rafael es uno de los edificios civiles del siglo XVIII más destacados de Almadén. Tiene un tamaño considerable, con una disposición en forma de L y un patio en la parte posterior. La composición en la distribución de huecos busca sobre todo la regularidad y la simetría.
La fachada principal está separada en dos alas por la entrada principal situada en el centro. La entrada principal, construida íntegramente en ladrillo sin revestir, consta de dos plantas coronadas por un esbelto campanario con campana y veleta.
El interior está ahora adaptado a las funciones del Archivo Histórico de Minas de Almadén con fondos bibliográficos de los siglos XVIII al XX y alberga también dos museos permanentes, uno dedicado a la historia del hospital y otro a la vida, usos y costumbres tradicionales de los almadenenses, así como una pequeña mina virtual.
Se trata de la entrada monumental a la zona conocida como Cerco de Buitrones o zona de elaboración de metales en la Mina de Almadén. Se construyó en 1795, durante el reinado de Carlos IV, como acceso principal y elemento arquitectónico de prestigio que pone de manifiesto, con su espectacularidad, la importancia del producto obtenido entre sus muros.
Esta puerta fue restaurada, junto con unos 100 metros de la carretera que parte de la puerta. Desde esta puerta salían los carros de bueyes y las recuas de mulas que transportaban el mercurio desde Almadén hasta Sevilla para la explotación de la plata mexicana.
Por su carácter monumental y su belleza fue declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Castilla La Mancha en 1992.
De época de construcción desconocida, se tiene constancia de su existencia desde finales del siglo XVII, siendo de las más antiguas de localidad.
Fue la parroquia de Almadén, en un principio bajo la advocación de Nuestra Señora de la Estrella patrona y protectora de la villa, hasta que fue destruida durante la Guerra de la Independencia por las tropas francesas, siendo esta función trasladada a la ermita de Jesús Nazareno.
A la parroquia se accedía por el cerco de San Teodoro, pero el avance de la explotación minera hizo que se tuviese que cambiar al lado opuesto de la puerta de entrada.
La iglesia ha sufrido múltiples remodelaciones, la última alrededor de 1970, cuando se le concedió de nuevo el rango de parroquia bajo la advocación de San Sebastián.
Las semejanzas de la primitiva iglesia con lo que vemos hoy en día son escasas. Su portada, orientada al Sur, era triangular sin espadaña y en la parte opuesta estaba el campanario y posiblemente el altar. Hoy en día vemos, desde el Parque Minero, una mayor profusión de ladrillo y menos de mampostería en esta fachada. Según planos y dibujos antiguos, era de una sola nave y con importantes contrafuertes para dar estabilidad a la construcción y que podrían haber sido capillas.
De la dominación árabe en el siglo XII queda como testimonio el castillo-fortaleza, construido en lo alto del pueblo, para defender el tesoro de sus minas y llamado "Hins-al-madin" o Fuerte de la Mina.
Fue reforzado y ampliado en 1467 por el Clavero de la Orden de Calatrava, López de Padilla. En el siglo XVIII se reparó en el exterior y se construyó una torre, con reloj y espadaña, único recuerdo que aún hoy corona las ruinas del castillo en cuya base, se aprecia la roca con vetas de cinabrio bermellón.
En su esplendor, la construcción, de mampostería de cal y canto con líneas de ladrillo en las que se entremezclan los sillares, ocupaba una gran superficie de la plaza que lo encierra e incluía las casas circundantes.
Probablemente esta comarca fuera utilizada, al menos hasta el siglo XIV, como paso entre Toledo y Sevilla, dado la concentración de castillos, de los que el de Retamar se encuentra en el extremo norte.
Tras las últimas obras de restauración, cuenta con un mirador que ofrece una interesante vista panorámica del pueblo y sus alrededores.
La Casa "Academia" de Minas de Almadén fue inaugurada en 1785 para dar sitio a la Escuela de Minería de Almadén, fundada gracias a la Real Orden del 14 de julio de 1777, proclamada por Carlos III.
Durante el siglo XVIII hubo una situación problemática en la industria de la mina de Almadén, con huelgas, despidos y motines. Para mejorar la situación, se implantaron las modernas técnicas mineras procedentes de Europa, más racionales y científicas, especialmente de Alemania. Carlos III nombró a varios directores alemanes para controlar la mina y diseñar una academia. En 1756 el ingeniero Carlos Henning Köeler llegó a Almadén para enseñar esos nuevos procedimientos de trabajo a los técnicos y obreros.
El 14 de julio de 1777, Carlos III promulgó la Real Orden para la creación de la Academia de Enseñanza de Minas de Almadén. El sucesor de Köeler, D. Enrique Cristóbal Störr, fue el primer director de la Academia desde su creación hasta 1792. Tras él, hubo varios directores alemanes como J. Martin Hoppensack o John Federico Mayer. A partir de 1796, aparecen los primeros directores españoles, Manuel Angulo, Manuel Pérez Estela y Diego de Larrañaga y Gárate.
Construida a finales del siglo XV por una pequeña congregación de frailes dominicos. Se cree que también fue empleada por la Inquisición, sirviendo posteriormente de alojamiento a la familia de los banqueros alemanes Fugger durante el periodo de arrendamiento de la mina entre 1521 a 1646.
Estos reciben la mina de Almadén y los maestrazgos de la Orden de Calatrava como aval por los adelantos monetarios que recibe Carlos V para financiar su elección imperial al quedar vacante la corona del Sacro Imperio Romano Germánico tras la muerte de Maximiliano I, noticia que recibe el 6 de julio de 1520.
La fachada del edificio mantiene una interesante portada en piedra, con dintel acusado en cornisa. Flanqueando el escudo central sobresalen una espada y una palma, representando el poder político y religioso. A ambos lados, dos perros con sendas antorchas hacen referencia a la orden de los monjes dominicos (Dominnis canis).
En la actualidad, y después de una muy esmerada restauración, se ha convertido en un pequeño hotel con mucho encanto.
Construida a finales del siglo XVII con destino a la vivienda del superintendente de la mina y a las oficinas de administración y contaduría. Era conocida en Almadén como “La Casa Grande” por su gran tamaño.
Su ubicación, en el centro social de la localidad en el siglo XVIII, estaba pensado para poder realizar el buen gobierno de las minas y de la población.
Era un inmueble de época moderna y contemporánea que contaba con un gran patio central porticado y una fachada de piedra. La cara norte del edificio contaba con un pequeño cerco con entrada porticada para el acceso de caballerías.
Hoy solo se conserva parte del cerramiento y la puerta principal, de piedra caliza formada por doble pilastra y dintel con triglifos y metopas En su interior se ha creado un pequeño parque, habiendo desaparecido el resto de la casa por completo.
Almadén es un importante conjunto de urbanismo y arquitectura industrial, creado alrededor de la bocamina y sobre un camino de comunicación con la región, ubicada entre la Sierra de Cordoneros y la loma de Peñarrubia, a lo que hay que añadir bancos y plataformas artificiales de la contramina producto de la acumulación de escorias durante siglos.
El crecimiento de Almadén se configura sobre red viaria que forman los caminos de Córdoba, Ciudad Real y Badajoz. La Calle Mayor de San Juan y la Calle Mayor vertebran el espacio urbano.
El patrimonio histórico – artístico se centra en sus construcciones del siglo XVIII. La mayor parte de estas se realizaron en mampostería, utilizada ampliamente en la comarca y compuesta de piedra cuarcítica, ladrillo cocido de tejar en el que se emplean escorias de calcinación del mineral de la mina, madera de pino, álamo, encina, teja árabe y forja; por lo general una construcción sencilla, a caballo entre el barroco y el neoclásico, pero con toques de la arquitectura autóctona de la zona.
En el año 1900, la población contaba con 38 calles, 4 plazas y 4 plazoletas con un total de 1.534 edificios. A finales del siglo XIX existen tres distritos el del Centro o Ayuntamiento, Eje o de Jesús y el de la Iglesia Nueva, divididos en un total de 8 barrios:
El edificio histórico del siglo XVIII fue derribado a finales de la década de los años sesenta del siglo pasado, para construir sobre su solar lo que hoy en día es la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén perteneciente a la Universidad de Castilla-la Mancha.
En el verano de 1996, se realizaron en el patio de la Escuela los trabajos para prospectar los restos de la antigua Real Cárcel de Forzados. Los trabajos duraron tres meses y pusieron a la luz los calabozos de la Cárcel.
En el año 2000 se construyó en la Escuela un nuevo edificio que tendría que integrar las ruinas de los calabozos de la Real Cárcel, el nuevo espacio para el museo y la biblioteca histórica junto con aulas y despachos para profesores.
Un edificio multiuso, dedicado a la cultura y a la enseñanza de la ingeniería, apoyado en los cimientos de la vieja Cárcel, que debía servir también para que los habitantes de Almadén se sintieran identificados con él, ya que las ruinas descubiertas correspondían a un edificio que había estado vinculado a su historia desde hacía centenares de años.
En el año 2006 se inauguró el Centro de Interpretación de la Real Cárcel de Forzados, donde se hace un repaso a la vida de los forzados en los trabajos mineros de Almadén desde el siglo XVI hasta el siglo XX.
Desde el día 30 de junio de 2012, las ruinas de la Real Cárcel de Forzados están en la lista de Patrimonio Mundial al estar incorporadas al expediente “Patrimonio del Mercurio. Almadén e Idria”, constituyendo estas un importante lugar de memoria.
La Capilla de San Miguel es el único resto que se conserva de la cárcel del siglo XVII. Situada en la ladera sur del cerro, la zona donde se ubicaba la cárcel ha quedado situada en la prolongación de la avenida de la Libertad en la salida a Córdoba. Esta capilla fue mandada construir por el administrador de la mina, Mateo Naguelio, en 1645 para evitar fugas de los presos cuando iban a misa los domingos. La cárcel fue abandonada en el año 1795 y con ella su capilla.
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